por Biol. Andrés Kobe
La introducción de especies exóticas a entornos fuera del área de distribución natural es uno de los elementos de mayor impacto que afectan la diversidad biológica. Una invasión de una o varias especies tiene el potencial de eliminar totalmente especies nativas, con las cuales compiten por recursos en un territorio nuevo.
La invasión se define como la proliferación de una especie exótica en un ambiente, sobrepasando la capacidad de carga de ese entorno. Pero, ¿qué factores intervienen para que una determinada especie se vuelva invasiva?
Probablemente el principal, es el rol del ser humano en esta cuestión. No existe un vertebrado más prolífico que el Homo sapiens, no sólo tomando en cuenta factores reproductivos, es una especie con una alta capacidad de dispersión, derivado de la capacidad de construir y emplear vehículos para trasladarse por tierra, aire y agua. En ocasiones esta dispersión lleva accidental o intencionalmente a otras especies animales que explotan nuevos territorios y terminan siendo invasivas, o lo que llegamos a llamar “plagas”.
Cuando el Homo sapiens exploró nuevas tierras, el transporte de ganado y animales domesticados fue fundamental, sin embargo, no hay ninguna medida 100% eficaz contra el error humano, por lo que la fuga de individuos conllevó a un desequilibrio ecológico. En los últimos 40 a 50 años, el auge de animales no convencionales como “mascotas” amplió fronteras de invasión, ahora reptiles, anfibios, peces, aves, mamíferos e invertebrados colonizan sin intención áreas a las cuales no podrían tener acceso sin el humano como “medio de transporte”.
Existen dos países que se toman como ejemplos tradicionales del impacto de las especies introducidas: Australia y Estados Unidos de América. En la zona Noreste de Australia durante los años 30s se introdujo al Sapo de la Caña o Sapo Marino (Rhinella marina) como sistema de control biológico para la llegada de una “plaga” de Langostas de Tierra (Locusta migratoria), sin embargo, los insectos mencionados son migratorios como lo sugiere su nombre, por lo que una vez dejado el territorio, los Sapos buscaron nuevos alimentos, y al carecer de depredadores como en América (su territorio natural) proliferaron y ahora son ellos la principal especie invasora de Australia.
En el caso de Estados Unidos, el estado de Florida es el principal escenario de problemática por especies invasoras. A partir de los años 70s se produjo una demanda alta de comercialización de grandes serpientes para el país, incluyendo Pitones de Asia (Birmanas y Reticuladas) y África (Roca), Boas de América (Constrictoras), entre otras. La expectativa de vida de estas serpientes es relativamente alta y por supuesto superan los 3m de longitud; la inexperiencia junto con ignorancia respecto al mantenimiento en cautiverio llevó a muchas personas a liberar sin supervisión y sin conocimientos del entorno a sus “mascotas” en las cercanías de los Everglades. Sorpresivamente las serpientes lograron sobrevivir y prosperar ahí, afectando fuertemente a las especies nativas que ahora tienen a mega depredadores en el área.
Es evidente el impacto que ha tenido la falta de responsabilidad ambiental por parte del humano, aunado a la capacidad de adaptación de las especies introducidas, las cuales (debemos recordar) únicamente buscan sobrevivir a territorios a los que no buscaban llegar naturalmente.
Continuando este artículo, en el próximo blog revisaremos algunas de las especies más “extrañas” que han sido o son invasoras, y las que mayor impacto han tenido en las poblaciones silvestres.